El niño

El niño

Por D. Francisco Martín de la Hoz.


¿Quién pudiera,
lucero mío,
llegar, llegar hasta allí?
¿Quién pudiera,
tesoro mío,
saltar, saltar hasta ti?
¡Sus manitas en el aire
extendidas hacia ella!
¡Sus palmas en el aire!
¡La cara llena de pena!
¡Ay niño del alma mía
subido en aquella encina!
¡Piloto de la barca mía
con su mirada divina!
¿Quién pudiera
darte el lucero?
¡Quién pudiera
ser el primero
en conseguirte
la estrella,
mientras brilla
la luna bella…!
¡Si pudieras tú prestarme
dulce, blanca gaviota!
¡Si quisieras tú regalarme
pues tengo el alma rota!
¡Dame tus blancas alas!
escucha mi tierna querella
y, remontando el vuelo,
llévame hasta ella…
Y cuentan que aún se escucha
junto a la estrella polar…
dicen que todavía se oye
un suave y alegre cantar.